El cambio hacia una cultura digital plena es muy pobre, casi incipiente en el sector empresarial. Todavía existe un alto porcentaje de ellas que, no tienen página web, no poseen presencia en redes sociales, no tienen servicios vinculados en la nube, no manejan correos corporativos, no poseen un CRM o un ERP, o no tienen incluidos la tecnología en sus sistemas o procesos, o lo que es lo mismo, no existen en el universo digital. Esto nos indica que aún queda mucho por hacer.

A menudo, las empresas conciben esta transformación, como la actualización de sus sitios web con algo de diseño, pero manteniendo el mismo contenido; o crear sus perfiles en las redes sociales, pero no participar en ellas; o tener un lugar de almacenamiento en la nube; o haber invertido algo de dinero en renovar sus equipos tecnológicos; o en algún sistema contable o comercial.

No entienden todavía que la transformación digital supone un cambio integral de la cultura empresarial que se desarrolla de forma transversal, pasando sin exclusión por todas las áreas hasta llegar a un consumidor que, de una u otra manera, ya forma parte de la marca con sus opiniones y aportaciones.